Génesis Charrier Espinoza
–Sumario–
Si reflexionamos acerca del silencio de Dios probablemente lo describiríamos como algo indescriptible. Pero si lo imaginamos de esta manera iríamos en contra de la esencia de Dios quien nunca deja de ser. Por lo cual pensemos en un reloj de arena, este mide el tiempo mediante la caída de la arena de una parte del reloj a la otra, lo que representa la constante marcha del tiempo. Sin embargo, cuando se le da la vuelta al reloj, la arena comienza a caer de nuevo y el ciclo continúa cayendo lentamente. Lo cual a simple vista puede ser imperceptible pero la arena no deja de caer con el recorrer del tiempo. Así mismo ocurre con la ausencia de la voz de Dios, a veces no hay respuestas claras a nuestras necesidades. Pero al igual que el reloj de arena, la arena nunca se detiene y sigue fluyendo de una parte del reloj a la otra, a pesar de que no podemos controlarla o entenderla completamente. De la misma manera el silencio de Dios, en muchas ocasiones puede ser desconcertante e incluso frustrante, pero no debemos perder la fe. Como el flujo de la arena debemos seguir confiando en que Dios está presente.
Este trabajo realizará un estudio sobre el silencio de Dios en la vida humana y su relación con el sufrimiento. Cuando un individuo experimenta dolor y aflicción, a menudo busca respuestas en su fe y puede encontrarse con el silencio de Dios como respuesta. El objetivo principal de este trabajo es explorar cómo esta situación puede ayudar al ser humano a conocer su carácter y descubrir la esperanza que se encuentra en medio de la adversidad. Para lograr dicho objetivo, se analizará el concepto del dolor desde una perspectiva filosófica y teológica, lo que permitirá comprender la complejidad de esta experiencia humana. Posteriormente, observaremos si se trata de una forma de imprudencia divina o si, por el contrario, es una expresión de su carácter. Veremos algunos relatos correspondientes para ilustrar dicho tema
–Abstract–
If we reflect on the silence of God, we would probably describe it as something indescribable. But if we imagine it this way, we would go against the essence of God who never ceases to be. If we think of an hourglass, it measures time by the sand falling from one part of the clock to the other, which represents the constant march of time. However, when the clock is turned around, the sand begins to fall again and the cycle continues slowly. Which at first glance may be imperceptible but the sand does not stop falling over time. The same happens with the absence of God’s voice, sometimes there are no clear answers to our needs. But just like the hourglass, the sand never stops and continues to flow from one part of the hourglass to the other, even though we cannot fully control or understand it. In the same way, the silence of God, on many occasions can be disconcerting and even frustrating, but we must not lose faith. Like the cycle of
sand, we must continue to trust that God is present.
This work will carry out a study on the silence of God in human life and its relationship with suffering. When an individual experiences pain and grief, he often looks to his faith for answers and may be met with God’s silence in response. The principal objective of this work is to explore how this situation can help the human being to know his character and discover the hope that is found in the middle of the adversity. To achieve this objective, the concept of pain will be analyzed from a philosophical and theological perspective, which will allow us to understand the complexity of this human experience. Later, we will observe if it is a form of divine imprudence or if, on the contrary, it is an expression of his character. We will see some stories to illustrate this topic.
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