El misterio de la piedad

banner-1248181_960_720Por: Fernando Ramírez de Arellano

“Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria” (1 Ti. 3:14-16).”

Este pasaje constituye el punto divisorio de la Primera Epístola a Timoteo, y forma un puente de transición de las enseñanzas del apóstol Pablo sobre la adoración pública y los requisitos para la obra del ministerio descritos en los capítulos previos, a las instrucciones y exhortaciones prácticas que siguen.

Razón del escrito

Pablo revela su esperanza de reunirse pronto con Timoteo, si no en Éfeso, de seguro en Mileto (v.15). Mas por si acaso no le era posible realizar sus planes, escribió una epístola para estar seguro de que el joven recibiera sus instrucciones. En una manera que parece enfatizar que el verdadero ministerio descrito previamente tiene una relación directa con el entendimiento que se tenga de la iglesia, el Apóstol presenta de manera resumida el propósito de toda su carta. Afirma que aunque planea regresar pronto, escribe sus instrucciones a fin de que Timoteo, al igual que todo creyente, sepa como conducirse en la iglesia. La palabra traducida conducirse es anastrefo que describe tanto el andar como el hablar de la persona. Es decir que se refiere a toda la vida del creyente, su comportamiento externo, pero también su carácter interno. La base para una conducta apropiada de los creyentes es la propia naturaleza de la iglesia, que Pablo procede a explicar mediante tres figuras sumamente descriptivas.

Figuras de la iglesia

–    La iglesia es la casa (oikos) de Dios.

Dicha palabra puede referirse al edificio, pero también a la familia que lo ocupa. De este modo, se observa que la iglesia cumple con los dos sentidos. En 1 Corintios 3:16 y 1 Pedro 2:5 se compara a la iglesia con un edificio. En Hebreos 3:5, 6 y 1 Pedro 4:17 se refiere a ella como la familia de Dios.

–   La iglesia del Dios vivo.

La palabra que se usa es ekklesia y se refiere a una comunidad de personas llamadas por Dios y que han respondido a su llamado. Es la asamblea de los redimidos que cuentan con la presencia continua del Dios vivo. Esta experiencia debe ser muy real en las reuniones de los creyentes. Al grado que tanto en la adoración que le brindan a su Señor, como en la proclamación de su palabra, la presencia de Dios sea tan patente aún a los no cristianos, que puedan decir: “¡De veras, Dios está entre vosotros!” (1 Co. 14:25).

–   La iglesia como columna y fundamento de la verdad.

Las palabras columna o pilar (stulos) y fundamento (edraioma) también se refieren a la figura de un edificio.

En este caso la idea de fundamento es la de soporte o cimiento que es lo que provee la estabilidad y permanencia a una construcción. Con esta idea se ilustra que la iglesia ha de mantener firmemente e intacta la verdad, especialmente ante un mundo en el que prolifera la incredulidad y ante los mismos ataques internos de la herejía que tratan de destruirla.

Por otra parte, la idea de columna era muy significativa en Éfeso, ya que uno de los puntos sobresalientes de esa ciudad era el templo de la diosa Diana o Artemisa (Hch. 19:28). Ese edificio se considera una de las siete maravillas de la antigüedad; entre sus sorprendentes características estaban las más de 100 columnas de mármol con más de 18 m de altura. Se considera que la idea de las columnas no era solamente servir como soportes, sino poner el techo del templo en lo alto y a la vista de todos. En ese caso, al aplicar la figura a la iglesia, indica que entre sus deberes está el de mantener en alto la verdad, a fin de que toda persona pueda verla. Por lo tanto, con esta descripción se enseña que la iglesia debe proclamar la verdad y cuidar que no sea empañada por ninguna falsa doctrina.

Esto no debe confundirse con la enseñanza bíblica de que la iglesia está fundada en la verdad del evangelio (Ef. 2:19,20) o pensar que existe una contradicción. En todo caso, la iglesia basa su existencia en la verdad del mensaje de salvación; a su vez, esta verdad depende de la iglesia en cuanto a su proclamación y defensa.

El misterio de la piedad (3:16).

La expresión misterio de la piedad (v.16) aparece sólo aquí en los escritos de San Pablo, aun cuando él usa con mucha frecuencia la palabra “misterio”.

¿Por qué usa el apóstol esta frase particular? Guthrie sugiere que “la respuesta puede encontrarse en la comparación implicada entre la piedad práctica que impuso anteriormente sobre los oficiales de la iglesia y el carácter interno de su secreto revelado descrito aquí.” También es posible que en la mente de Pablo estuviera hacer una comparación y establecer un contraste entre el misterio de la piedad y el misterio de iniquidad que está operando en el mundo y que se opone a Cristo, a su reino y a su iglesia. (2 Ts. 2:5-8).

Este pasaje en concreto y la carta a Timoteo en general está lleno de contrastes y comparaciones como lo es la comparación entre el misterio eterno de Dios y las religiones mistéricas de la época, la casa verdadera de Dios que es la iglesia y el Templo pagano de Diana, la columna viva que es la iglesia y las columnas del templo de Éfeso, el ejercicio físico para los juegos deportivos de la época y ejercitarse en la piedad que tiene provecho eterno,… entre otras comparaciones.

Análisis de la estructura

Centrándonos en el v.16 vemos el misterio de la piedad, o como lo traducen otras versiones más recientes, “el misterio de nuestra religión”[1]: “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.”

Procedemos ahora a analizar en primer lugar la estructura del viejo himno:

grafico-articulo-fernandoAl dibujar líneas de conexión entre las palabras que indican realidades que corresponden a la misma esfera, se unen las palabras carne, naciones y mundo; lo mismo ocurre con Espíritu, ángeles y gloria. Véase estas líneas en el gráfico anterior. Así la X, que es la vigésimo segunda letra del alfabeto griego y que se llama Xi, aparece dibujada dos veces. Por lo tanto podemos decir que las seis líneas están arregladas como xi-asmo (quiasmo, en castellano).

Las seis líneas de este Himno de adoración de Cristo comienzan con una línea sobre el humilde nacimiento de Cristo y termina con una referencia a su gloriosa ascensión. Es claro que si en un himno que va de la humillación a la exaltación se ha de mantener el movimiento quiástico, no puede haber menos de seis líneas.

Los contrastes se trazan claramente en la carne débil (línea 1) contrastada con el Espíritu que imparte poder (línea 2); los ángeles celestiales (línea 3) en contraste con las naciones terrenales (línea 4) y el mundo inferior (línea 5) en contraste con la gloria de arriba (línea 6). Sin embargo, la belleza de todo esto es que aunque el himno presenta estos contrastes regionales, el pensamiento a través de todo es de gloria y adoración.

Ciertamente la palabra carne en la línea 1 indica la humillación de Cristo; pero la expresión “manifestado en la carne” (“la divinidad sublime en la carne se veló”) señala a su naturaleza exaltada, gloriosa. Su gloria también la señalan las expresiones “vindicado por el Espíritu”, “visto (con adoración) por ángeles”, “proclamado (con gozo) entre las naciones”, “creído (para salvación) por el mundo”, y “recibido (para exaltación) arriba en gloria”. Por eso lo que tenemos en estas seis líneas no es paralelismo antitético (en el sentido que normalmente se emplea el término), sino paralelismo quiástico cumulativo.[2]

Análisis del contenido

Muchos eruditos y comentaristas bíblicos opinan que se trata de un credo o himno cristológico con un estilo poético similar en cada una de sus seis líneas y que pueden mostrar un orden cronológico en la obra de Jesús, empezando con su primera venida y culminando con la segunda (con la dificultad de la línea 6).

–   La primera frase dice: Él fue manifestado en la carne.

Una evidente alusión a la encarnación de Jesucristo. (Algunos manuscritos antiguos dicen: “Dios fue manifestado en la carne”, ver nota de la RVA). Es decir, se refiere al evento que marca la venida al mundo del preexistente Hijo de Dios, para vivir y morir en él y así revelar al Padre en términos comprensibles a los seres humanos. Esto constituye una verdad bíblica fundamental (Jn.1:1,14; 2 Co. 8:9; Gá. 4:4; Fil. 2:5-11).

–    La segunda línea que afirma que fue justificado por el Espíritu.

Resulta un poco difícil de entender (en el sentido de vindicado en el Espíritu) pero puede apuntar a la obra del Espíritu Santo en Jesús al menos en tres áreas: guardándolo sin pecado durante su ministerio, proveyéndole el poder para realizar los actos portentosos, o milagros que autentificaban su naturaleza y misión divina, y finalmente levantándolo de entre los muertos en la resurrección (Jn.1:32; Mt. 3:16; Mr.1:10; Lc. 3:22; Hch. 4:27; 10:38; Mt. 12:28; Ro.1:4)

–   La tercera línea dice que fue visto por los ángeles.

Los ángeles vieron el misterio de la piedad en Cristo. Le anunciaron como un hombre que nacería (Lc.1:26ss). Le vieron en Belén como un indefenso niño (Lc. 2:8ss). Le sirvieron después de la tentación (Mt. 4.11).  Le vieron en la agonía de Getsemaní (Lc. 22:43). Especialmente fue visto en la resurrección como manifestación de la obra cumplida (Mt. 28:2-7; Mr.16:5-8; Lc. 24:4-7; Jn. 20:12,13). Los ángeles están interesados en el misterio de la piedad viendo en la iglesia la sabiduría de Dios (Ef. 3:10).

Aunque es una frase con varios posibles significados. Podría significar su existencia previa a la encarnación, o que los ángeles fueron testigos de su obra redentora como vimos anteriormente. Sin embargo, si se es consistente con la idea de que esta composición sigue un orden cronológico, lo más aceptable es que se refiera a su ascensión, en la cual se menciona que estuvieron presentes estos seres (Hch. 1:9–11) y que seguramente han sido testigos de todo su ministerio (Ef. 3:10; 1 P. 1:12).

–   La cuarta línea indica que fue proclamado entre las naciones.

Esto hace referencia a que sería anunciado entre todas las etnias. Esta sería una clara alusión a la tarea misionera de la iglesia encomendada por el mismo Señor Jesús en lo que se conoce como la Gran Comisión (Mt. 28:19; 1 Ti. 1:15)

–   La quinta frase, creído en el mundo.

Indicaría que la predicación de Cristo al mundo sería exitosa al haber personas que creyeran en él.

–   La sexta y parte final de este himno dice y recibido arriba en gloria.

Parecería referirse a la ascensión (Lc. 24:50,51), pero siendo congruentes con una explicación cronológica, esta sería una referencia escatológica a la Segunda Venida de Cristo, y a su final aparición en poder y gran gloria. Ahora bien, no obstante lo interesante de esta explicación cronológica, John Stott comenta una mejor sugerencia. En esta opción, se interpreta el himno en tres pares de ideas en las que se presentan ideas contrastantes. Primero, entre carne y espíritu, luego entre los ángeles y las naciones, y al final, entre el mundo y la gloria.

El primer par estaría haciendo referencia a la revelación de Cristo, que fue manifestado en la carne y justificado por el Espíritu. El siguiente contraste se referiría a los testigos de Cristo, que fue visto por los ángeles y proclamado entre las naciones; es decir, que su obra redentora sería evidente a los habitantes de cielos y tierra. Finalmente, el tercer par de ideas estaría apuntando hacia los resultados de la obra de Cristo, ya que sería creído en el mundo y recibido arriba en gloria; es decir, que estos resultados tendrían alcance tanto en la esfera terrenal como en la esfera celestial.

Conclusión

En cualquier caso, la riqueza teológica de este credo o himno que entonaron los primeros cristianos radica en su énfasis de que la base de la vida de la iglesia y de su función como portadora y defensora de la verdad es Cristo mismo, quien es totalmente humano y al mismo tiempo perfectamente divino. Además, esta enseñanza teológica tiene un aspecto eminentemente práctico y apropiado para los cristianos y para la iglesia en todo tiempo y lugar. La aplicación es que los ministros cristianos se han de ver a la luz de la naturaleza de la iglesia a la cual han de servir y en vista de la verdad que esta iglesia ha de proclamar y resguardar.

Sobre el autor:

fernando-ramirezFernando Ramírez de Arellano Rayo nació en Ciudad Real (España) en el año 1972. Pastorea la Iglesia Cristiana la Roca, perteneciente a FADE, en Ciudad Real junto con sus esposa Lilian desde el año 2000. Padre de dos hijos Fernando y Alejandro, es Diplomado en Teología Práctica por Christ For The Nations, Dallas, Texas, (USA), Licenciado en Teología Pastoral por International Christian University, Tampa, Fl, (USA) en 1998 y Master en Teología Pastoral por Central Christian University, Baltimore, Maryland, USA en 1998. También fue el Director del Instituto Bíblico D. Livingstone en Toluca, México de 1997-1999, ejerció como capellán del ministerio Royal Ranger España y actualmente es vicepresidente del Consejo Evangélico de Castilla La Mancha, predicador y conferenciante dentro y fuera de España, Coordinador y Maestro del programa de radio “Escuela Bíblica al Aire” en RKM y  profesor titular de Epístolas Pastorales en la Facultad Teología de Asambleas de Dios.

[1] Gould, J. G. (2010). Las Epístolas Pastorales. En Comentario Bíblico Beacon: Gálatas hasta Filemón (Tomo 9) (pp. 625–626). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.

[2] Hendriksen, W. (2006). Comentario al Nuevo Testamento: 1 y 2 Timoteo y Tito (p. 160). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

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